El abujardado es uno de los acabados más tradicionales. Tratamientos mecánicos, colocación de bandas antideslizantes y tratamientos químicos de bajo deslizamiento.
Se aplica golpeando repetidas veces con una bujarda que va punteando y labrando la superficie hasta dejarla con la textura deseada. Proporciona una superficie de aspecto rugoso y homogéneo, con pequeños cráteres uniformemente repartidos de 1 a 3 mm de profundidad y anchura, que aclaran el tono general de la piedra.